Menú del día en restaurante Café Suizo | Santander

El 3 de junio de 1845 los suizos Pedro Fanconi y Francisco Matossi inauguraban su primer Café Suizo en la capital española. Ubicado próximo a la Puerta del Sol, pronto se convirtió en centro de debate político y social donde se daban cita las personalidades más respetables de la época. Su éxito llevó a los socios a lanzarse a la apertura de nuevos establecimientos en ciudades como Zaragoza, Burgos y Bilbao.

Santander reclamaba también su propio Café Suizo, que abrió sus puertas en el número 11 del conocido paseo de Pereda, a medio camino entre los jardines del mismo nombre y el barrio de Puertochico. Un emplazamiento privilegiado, con vistas a la bahía de Santander, en una de las vías históricas más elitistas de la capital cántabra, cuyas construcciones se cuentan entre las escasas supervivientes del incendio que arrasó la ciudad en 1941.

Por desgracia, ‘El Suizo’, como era conocido popularmente, había desaparecido años atrás (1880) devorado por las llamas en otro incidente que afectó de igual modo al Círculo de Recreo (número 12). En sendas manzanas se alza desde 1963 el imponente edificio del Banco Santander. Parece ser que el café reabrió poco después en la misma calle hasta que finalmente desapareció a principios del siglo XX.

En recuerdo a aquel mítico establecimiento se inaugura en la década de los 60 del siglo pasado el actual Café Suizo, sometido a su última reforma en 1989. Moderno, con amplia terraza e interiores luminosos y de acabado marinero, el local combina el blanco sobre madera de mobiliario, paredes y barandillas que recorren el piso superior con el vibrante azul de sus sillas. Obviamente poco tiene que ver con el elegante estilo de los cafés de tertulia de su época gloriosa, pero al menos han recuperado el nombre y mantenido la ubicación (calle) de uno de los indudables iconos de Santander.

El blog Santander Antiguo recoge en una imagen la apariencia que lucía su predecesor. Un tesoro en blanco y negro que refleja las costumbres e indumentaria propia del siglo XIX, así como el estilo original del café, con mesas de mármol, amplios ventanales y columnas rematadas con capiteles clásicos.

Curiosidad: ¿sabías que los tradicionales suizos que hoy podemos encontrar en cualquier pastelería de nuestro país deben su nombre a la receta original del primer Café Suizo abierto en Madrid?

MENÚ DEL DÍA: 12,90 €

Incluye primero y segundo a elegir entre tres platos para cada categoría. Bebida, pan, postre o café (en negrita los platos fotografiados que probamos).

Primer plato: Paella mixta | Ensalada mar y tierra | Ragout de ternera.

Segundo plato: Cabracho a la plancha | Albóndigas a la española | Escalope provenzal.

VALORACIÓN DEL MENÚ: 6/10. Es lo que yo llamo comer sin sorpresas, ni para bien, ni para mal. Platos sencillos y de buen sabor con los que uno se queda satisfecho, pero también indiferente. Escasean las alternativas con personalidad, recetas propias por las que apetezca volver al restaurante. Por ese precio se podría ofrecer algo más auténtico. Aunque también hay que decir que es de lo más económico en la zona.

Entre todos los platos destacaría el cabracho (habría quedado genial con unas papas panaderas) y la tarta pasiega, un postre original, con sabor a Cantabria, de esos que me chiflan. Sin embargo, el mousse más bien parecía natilla; no estaba lograda la textura. Quizá acertéis de lleno con uno de sus famosos desayunos o meriendas.

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